miércoles, 19 de julio de 2017

Premio Princesa de Asturias a la Concordia



El Premio Princesa de Asturias de la Concordia se concede según parece a aquella persona o personas, o institución cuya labor haya contribuido de forma relevante al entendimiento y a la convivencia en paz entre los hombres, a la lucha contra la injusticia, la pobreza, la enfermedad, la ignorancia o a la defensa de la libertades.

Si concordia significa: Acuerdo, conformidad y armonía entre las cosas o las personas, no entiendo cómo es posible que la UE, sea merecedora al premio Princesa de Asturias precisamente a eso, a la concordia. Como poco, esta decisión resulta chocante.
Todos conocemos perfectamente que desde 2010 muchos miles de personas han muerto al tratar de cruzar el Mediterráneo, que se ha convertido en un inmenso cementerio, en sus desesperados intentos por llegar a Europa huyendo de las guerras o del hambre en sus países de origen ( Siria, Irak, Afganistan, Eritrea, Nigeria, Gambia, Senegal, Sudan, etc).
A falta de vías legales y seguras, cientos de miles de personas se están jugando la vida para llegar a Europa. Y lo peor es que todas estas personas que huyen de la miseria y de las guerras, que no tienen futuro ni para ellas ni sus generaciones venideras, están sufriendo un aumento de la violencia por parte de Europa.

¿Y por que hablo de violencia?
Porque la mayoría de los países europeos han firmado la Convección de Ginebra que les obliga a proteger a todas aquellas personas que huyen de la guerra y la persecución en sus países de origen. Incluso ratificar el Tratado de Ginebra, supone que los países firmantes, tienen la obligación de legislar para garantizar ese derecho. Y no lo cumplen.
Y porque violencia es no respetar los acuerdos en materia de inmigración y los cupos de refugiados a acoger. Violencia es pagar con dinero de todos a Turquía para que hacine a los migrantes en campos de refugiados, pero que casi parecen de concentración. Violencia son las concertinas y vallas de la frontera entre Marruecos y España. Violencia son los muros y vallas que ha construido Hungría para impedir el paso de los refugiados. Violencia es darles de comer tirándoles la comida como si fueran apestados. Violencia es que muchas mujeres absolutamente engañadas, caigan en las garras de las redes de la prostitución. Violencia son los discursos xenófobos de algunos líderes políticos europeos, que incluso han estado compitiendo por presidir sus países. Y violencia también es que desaparezcan más de 10.000 menores que ya estaban en Europa, sin que nadie se de cuenta. (Según Save the Children, el pasado año llegaron a Europa 26.000 menores sin acompañantes adultos). Y estos menores han desaparecido delante de nuestras narices, mientras mirábamos a otro lado.

Por todo esto y bastantes cosas más, resulta cómo poco chocante, este premio Princesa de Asturias a la Concordia.

Y yo me acuerdo de Aylan, de aquel cuerpecito kurdo ahogado en una playa de Turquia que consiguió remover muchas conciencias. Todo aquello ya se ha olvidado y donde quiera que este aquel niño, el día que me lo encuentre creo que no seré capaz de mirarle a los ojos.