miércoles, 11 de febrero de 2015

Vuelve Esperanza la sexagenaria.



Resulta que en el último Consejo de Ministros del año pasado (diciembre de 2014), a propuesta del ministro Wert, a la señora Esperanza Aguirre se le concedió  la Gran Cruz de la Orden Civil de Alfonso X el Sabio.
Ante esta noticia, he navegado un rato por la red para enterarme de que es esto de la Orden en cuestión. Y resulta, que la Orden Civil de Alfonso X El Sabio fue fundada o instaurada (como se quiera decir), por primera vez, allá por el año 1902. Desde su fundación y a lo largo de todos estos años, ha tenido que ir  adaptándose a las normas y a las condiciones sociales de cada momento político. Esta distinción  premia “a las personas físicas y jurídicas y a las entidades tanto españolas como extranjeras, que hayan contribuido en grado extraordinario al desarrollo  de la educación, la ciencia, la cultura, la docencia y la investigación o que hayan prestado servicios destacados en cualquiera de ellos en España o en el ámbito internacional, y siempre que sea patente el nivel excepcional de sus méritos”.
¡Que quieren que les diga! La verdad es que no acabo de entender los méritos de la señora Esperanza Aguirre, para ser merecedora de esta distinción. Como mucho, habría que recordar, que con Aznar, llegó a ser ministra de educación (mayo 1996- enero 1999). Pero si mal no recuerdo, su paso por el ministerio fue un tanto frío y gris.
Posteriormente mientras ha sido Presidenta de la Comunidad de Madrid, entre los años 2003 y 2012, su acción de gobierno ha tenido sobre todo muchas sombras. ¿Habrán sido estas las que han servido para la suma de méritos?
Tenemos por ejemplo, su desinterés durante muchos años por las familias de los fusilados por el franquismo, los casos de presunto espionaje que se dieron en la Comunidad, la presunta financiación ilegal de su campaña electoral de 2003 (caso Fundescam), las protestas del mundo de la sanidad madrileña, su polémica con los docentes de la comunidad (por las que tuvo que pedir perdón), los casos de corrupción en los que se han visto implicados muchos de sus compañeros y colaboradores (casos Gurtel y Púnica), los problemas con Telemadrid, etc, etc.
 ¡En fin! Pero para rematar los méritos contraídos, igual lo que más se ha valorado, es la utilización que hizo hace pocas semanas del carril bus en la Gran Vía de Madrid para sacar dinero del cajero y su comportamiento nada ejemplar con los pobres agentes de movilidad.

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