El martes de
carnaval del año 2002, un avión de Iran Air, al poco de despegar de la ciudad
iraní de Khorramabad, se estrello contra la cadena montañosa que rodea la
ciudad, los montes Zagros. Las más de 170 personas que viajaban a bordo
perecieron. Y entre ellas, había 4 compañeros de trabajo míos, cuatro amigos.
Igual que en
accidente de los Alpes, la zona también era de muy complicado acceso. Los
restos del avión estaban esparcidos por un área extensa y las labores de rescate,
se tuvieron que realizar en unas condiciones lamentables. Los pocos medios del
gobierno de Irán, la escasa preparación de los equipos de rescate a pesar de su
enorme voluntad en el trabajo, los montes nevados, etc, nos supusieron
muchísimas dificultades. Después de semanas de intenso trabajo, solo
conseguimos traer a Euskadi los restos de uno de nuestros amigos. Los otros
tres, descansan en algún lugar recóndito, a los pies de las nieves perpetuas de
los Zagros.
Lo que va a ocurrir
a partir de ahora con el accidente de los Alpes, va mucho más allá de todo el
dramatismo que rodea al suceso y de las terribles circunstancias en las que se
ha producido. Pasado el primer impacto,
después de todos los actos de condolencia, postureos de las autoridades, entrevistas
en los medios, etc, la noticia se va poco a poco diluyendo. Los políticos se
alejan (tienen compromisos más importantes), estamos en época electoral y no se
admiten despistes. La prensa trabaja la actualidad, e inevitablemente se van
produciendo noticias que relegan el accidente a un segundo plano. La vida
continúa y la soledad de las familias se hará cada vez más evidente.
La historia no
terminara con la identificación de las victimas y la entrega de los restos a
las familias, porque les esperan semanas, meses y quizás años de angustia, zozobra
y desesperación y sin poder cerrar el duelo convenientemente. Ahora vendrá el
asunto de los seguros y las indemnizaciones y eso va a ser muy largo. Los
familiares, van a asistir con estupor a las peleas entre las compañías de
seguros, que sin importarles demasiado los sentimientos de los damnificados, van
a poner encima de la mesa todo tipo de argumentos para que el culpable sea el
otro y así pagar lo menos posible. “Que si Lufthansa sabía”, “que si Lubitz no
había dicho”, “que si ha habido negligencia médica”, “Que si Lubitz le dio
diuréticos al comandante”, etc, etc.
Al tiempo!!