Pues resulta, que el director de la escuela primaria St Patrick's, situada en la
ciudad australiana de Geelong, ha prohibido que las niñas y niños reciban y den
abrazos, “con el fin de protegerles y prepararles para la crudeza del
mundo en el que vivimos".
Dar abrazos y recibirlos ha
quedado absolutamente prohibido en esta escuela.
Y cómo la secuencia
posterior y más lógica al abrazo, es un beso, ¿Quién va a besar a estos niños?
Pero menos mal que
solamente ocurre esto en St Patrick's.
Manda narices que el director del colegio diga que lo que les ha llevado a tomar esta medida, es
que hay que enseñarles a ser cautelosos. Y que hay otras muchas maneras de
mostrar afecto, como por ejemplo: darse un apretón de manos, chocarse los
cinco, una palmada en la espalda, un “que majo eres”, etc.
¿Alguien se imagina un
mundo sin abrazos ni besos?
¿Qué va a ser de nuestros niños,
si no somos capaces de enseñarles algo tan bonito?
Es evidente que si el mundo
estuviera lleno de abrazos y besos sería muy diferente al que tenemos hoy día.
Nuestro mundo, que es un mundo lleno de
miserias, guerras, egoísmo y violaciones de derechos humanos, no se arregla
implorando a Dios, solo se puede combatir con cariño, amor y respeto a los demás.