lunes, 23 de marzo de 2020

Francisco: Dios, tiene mucho trabajo.



El Papa Francisco le ha pedido a Dios, que detenga la pandemia del COVID19, pero no sé si le hará caso. Últimamente, yo creo que Dios anda con muchísimo trabajo, bastante estresado y también un poco despistado. Hay demasiados frentes a los que atender. 
Pero que no se preocupe Francisco, de esta vamos a salir cueste lo que cueste. Con la ayuda de Dios o sin ella. Dios mientras tanto tiene que priorizar y dosificar sus esfuerzos. Ahí dejo unas ideas, que empiece por donde quiera:

Que Dios impida que el COVID19, llegue a los países mas desfavorecidos, a los más pobres. El coste en vidas humanas puede ser tremendo.

Hay que parar la guerra en Siria. El conflicto que comenzó en marzo de 2011, nos están dejando un país totalmente destruido, miles y miles de muertos y millones de desplazados. Una verdadera atrocidad.

Hay que acabar con el hambre en el mundo. Mientras los ricos tiramos a la basura toneladas de comida, cada año mueren en el mundo, millones de personas por falta de alimentos. En el mundo, una de cada nueve personas, no tiene comida suficiente. La falta de comida, es la responsable de la muerte del 45% de los niños menores de 5 años.

Hay que acabar con la crisis de los refugiados y con la fosa común en la que se ha convertido el Mediterráneo. A todos los que vienen por razones económicas o políticas hay que acogerlos y además, hay que ayudar a que sus países, puedan darles lo más pronto posible, una esperanza de vida digna, que ahora no tienen.

Hay que acabar con la guerra de Yemen donde  2 millones de niños menores de 5 años y más de 1 millón de mujeres embarazadas y lactantes, sufren desnutrición severa. Además tienen una epidemia de cólera que esta provocando miles de muertos. 

Hay que acabar con el SIDA y conseguir que en todo el mundo, cualquier hombre, mujer, niña o niño, que se infecte, tenga acceso al tratamiento adecuado.
Se calcula que el SIDA afecta a más de 36 millones de personas, y se ha hecho fuerte en los entornos más empobrecidos y conflictivos.

Hay que acabar con la discriminación racial, sexual y religiosa, con la violencia machista, con la trata de blancas, con los pederastas (con todos los pederastas incluidos los amparados por la iglesia). Hay que acabar con el horror de las ablaciones de clítoris, que todavía se practican en muchos países del mundo.

Hay que intentar que todos los niños tengan acceso a la educación. La educación es un derecho inherente al ser humano y en algunos países, no es nada más que un sueño inalcanzable, una utopía. Según la Unesco, el 16% de la población es analfabeta y 260 millones de niñas, niños y jóvenes no están escolarizados. 
Hay que educar a nuestras niñas y niños en la IGUALDAD.

Hay que acabar con la epidemia de sarampión de la R.D.del Congo. El sarampión  se combate con una vacuna y solo se necesitan 40 M de euros para vacunar a todos los niños entre 6 y 14 años. A día de hoy, principios de 2020, ya hay mas de 6.000 víctimas.

Hay que dar solución al apartheid que sufre el pueblo palestino y hay que conseguir que entre la cordura entre los países del Golfo Pérsico. Que los poderosos como Iran y Arabia Saudi sean capaces de entenderse  y que los palestinos unifiquen sus esfuerzos, para conseguir una nación que se merecen tener y que el gobierno de Israel reconozca que su comportamiento es indigno. 

Hay que dar respuesta al cambio climático. El futuro que nos espera no es nada halagüeño ya que en los próximos años, habrá millones de refugiados y desplazados por este motivo. 

Hay que acabar con el terrorismo islámico esté donde esté. Hay que ayudar a la población saharaui, al pueblo kurdo y al tibetano, para que puedan expresar libremente sus derechos a ser y sentirse independientes.

Hay que acabar con los niños soldados, con las dictaduras, con el fascismo, con la pobreza energética, con los políticos mentirosos, con los ladrones de guante blanco. 
No hay que hacer recortes en Sanidad, ni en Educación ni en Dependencia. 

En fin, ya veis la cantidad de cosas en las que Dios puede sentirse comprometido. El COVID19, nos asusta porque no es cosa de negros, ni de chinos, ni de pobres o ricos, ni de maricas, ni de putas, ni de drogadictos, ni de analfabetos, ni de practicar una u otra religión. 
Como se dice ahora, esto es transversal y nos damos cuenta de que "los que vivimos bien", estamos tan expuestos como cualquiera.

Más importante que la ayuda de Dios, es recordar: #YoMe QuedoEnCasa.




jueves, 19 de marzo de 2020

¡Nosotros hemos confinado al COVID19!




Dicen que anda por la calle un virus malvado, muy malvado. Pero cuidado, que se hace pasar por alguien muy simpático, al que parece que le gusta jugar con  los niños, pero  tiene especial fijación con las personas mayores y yo puedo ser una de esas. Eso dicen los datos estadísticos, por lo tanto, habrá que tomárselo en serio. 

Pero no solo se lleva a personas mayores y a ancianos eh! También hay personas jóvenes, a las que  incomprensiblemente se las ha llevado y poco se ha podido hacer por ellas.

Por eso hemos tomado una determinación: Hemos decidido confinar al COVID19, en la calle. Le hemos dejado solo, para ver si muere de inanición y creo que le derrotaremos, no hay duda que le derrotaremos. Porque nosotros no vamos a salir, que conste. #NosQuedamosEnCasa

Uno de los lados positivos del COVID19, es me ha obligado a replantearme muchas cosas. Una de ellas, es darme cuenta de  necesito aprender a organizarme mejor.

De las veinticuatro horas que tiene el día, duermo ocho, cinco son de televisión,  otras dos leo la prensa y algún libro. Salgo treinta minutos a hacer los recados del día. Para comprar una barra de pan, el periódico, un poco de carne o pescado y algo de fruta, no hace falta demasiado tiempo. No se debe de malgastar el tiempo, que esta muy caro.

También dedico una hora  de media diaria, a preparar los desayunos, a hacer la cama, a fregar, a pasar la aspiradora y a cocinar cuando me dejan.

Dedico tres horas diarias de media en el ordenador, trabajando para la comunidad de vecinos. Enredo en mis redes sociales (Facebook, Instagram y Twitter),  juego a Apalabrados, y también trabajo mis aficiones. Todo ello  acompañado de la música (soy usuario de Spotify). Aprovecho estos ratos, para ordenar cuatro papeles.

Para desayunar, comer y cenar, noventa minutos son suficientes

Con todo esto, resulta que sumando las horas que tengo ocupadas, me faltan  todavía tres horas. Y no sé donde las he perdido.

Estar en la cama más tiempo es complicado. Ver menos televisión sería posible y necesario, pero me sobrarían más horas. Tendría entonces que leer más, estar más tiempo en el ordenador, o trabajar más en las labores de casa.

¿Podría hacer gimnasia? Sí, me lo voy a pensar. Pero mi cuerpo no da para  tres horas de gimnasia. Podría hacer treinta minutos diarios. 

Si no, también tengo la opción de trabajar un poco más para la comunidad de vecinos, mezclando esto con la gimnasia y algo más de ordenador para mis cosas y para las redes sociales.

Bueno, no se. Ya veré cómo me las arreglo, tengo que volver a organizarme.
Porque a la calle no voy a salir. #YoMeQuedoEnCasa



viernes, 28 de febrero de 2020

El niño pijo que vino a salvar el reino


Foto: Francisco Seco/AP Photo

Si me preguntasen quien sería para mi un buen ejemplo de lo que es un niño pijo, la primera imagen que me vendría a la cabeza es la de Albert Rivera. Espero que no se enfade conmigo por llamarle pijo y deseo que no se lo tome  cómo un insulto.

Un día, Pedro Sánchez le dijo a Mariano Rajoy que no era una persona decente y no paso nada. El señor Rivera que se ha autoexilio de Cataluña y desembarco en la corte con la intención de salvar el reino, traía en su maleta el disfraz del Capitán América y un verbo fácil.

Y nos cuenta, con esas maneras tan peculiares de hablar, que viene de un país lleno de hombres malvados, perversos y desalmados, donde gobiernan seres diabólicos que tienen cómo objetivo único, triturar el reino, romperlo en mil pedazos, dinamitar la unidad de la España grande y libre. Encima, quieren preguntar a sus gentes que modelo de sociedad les gustaría tener, quieren saber lo que opinan sus conciudadanos y eso al señor Rivera no le gustaba.

Con ese escaso equipaje, algunos iluminados pensaron que la pócima mágica de la unidad y de la sacrosanta indivisibilidad de la nación, le iba a funcionar maravillosamente bien. ¡Si alguien podría salvar el reino, ese alguien, era él! Y Albert Rivera se lo creyó.

Si no ganaba las elecciones de calle, sería la segunda fuerza política y la llave de la buena gobernanza, seria el imprescindible. Los candidatos que presuntamente  representan el centro izquierda, los comunistas bolivarianos y facinerosos y los maleantes nacionalistas, cuanto más lejos, mejor.

Albert Rivera y su partido, realizaron verdaderos esfuerzos para presentarse ante la sociedad española como los hombres buenos, dispuestos a todo por España, y mira cómo están.

El señor Albert Rivera, no era un soñador ingenuo e inocente. Hombre de verbo fácil al que es complicado adivinarle sus verdaderas intenciones. A mi hay algo que no me gustaba. No se lo que es, pero no me gustaba.