Foto: Francisco Seco/AP Photo
Si
me preguntasen quien sería para mi un buen ejemplo de lo que es un niño pijo,
la primera imagen que me vendría a la cabeza es la de Albert Rivera. Espero que
no se enfade conmigo por llamarle pijo y deseo que no se lo tome cómo un insulto.
Un día, Pedro Sánchez le dijo a Mariano Rajoy que no era una persona decente y no paso nada. El señor Rivera que se ha autoexilio de Cataluña y desembarco en la corte con la intención de salvar el reino, traía en su maleta el disfraz del Capitán América y un verbo fácil.
Y nos cuenta, con esas maneras tan peculiares de hablar, que viene de un país lleno de hombres malvados, perversos y desalmados, donde gobiernan seres diabólicos que tienen cómo objetivo único, triturar el reino, romperlo en mil pedazos, dinamitar la unidad de la España grande y libre. Encima, quieren preguntar a sus gentes que modelo de sociedad les gustaría tener, quieren saber lo que opinan sus conciudadanos y eso al señor Rivera no le gustaba.
Un día, Pedro Sánchez le dijo a Mariano Rajoy que no era una persona decente y no paso nada. El señor Rivera que se ha autoexilio de Cataluña y desembarco en la corte con la intención de salvar el reino, traía en su maleta el disfraz del Capitán América y un verbo fácil.
Y nos cuenta, con esas maneras tan peculiares de hablar, que viene de un país lleno de hombres malvados, perversos y desalmados, donde gobiernan seres diabólicos que tienen cómo objetivo único, triturar el reino, romperlo en mil pedazos, dinamitar la unidad de la España grande y libre. Encima, quieren preguntar a sus gentes que modelo de sociedad les gustaría tener, quieren saber lo que opinan sus conciudadanos y eso al señor Rivera no le gustaba.
Con
ese escaso equipaje, algunos iluminados pensaron que la pócima mágica de la
unidad y de la sacrosanta indivisibilidad de la nación, le iba a funcionar
maravillosamente bien. ¡Si alguien podría salvar el reino, ese alguien, era él!
Y Albert Rivera se lo creyó.
Si
no ganaba las elecciones de calle, sería la segunda fuerza política y la llave
de la buena gobernanza, seria el imprescindible. Los candidatos que
presuntamente representan el centro
izquierda, los comunistas bolivarianos y facinerosos y los maleantes nacionalistas,
cuanto más lejos, mejor.
Albert
Rivera y su partido, realizaron verdaderos esfuerzos para presentarse ante
la sociedad española como los hombres buenos, dispuestos a todo por España, y mira cómo están.
El señor Albert Rivera, no era un soñador ingenuo e inocente. Hombre de verbo fácil al que es complicado adivinarle sus verdaderas intenciones. A mi hay algo que no me gustaba. No se lo que es, pero no me gustaba.
El señor Albert Rivera, no era un soñador ingenuo e inocente. Hombre de verbo fácil al que es complicado adivinarle sus verdaderas intenciones. A mi hay algo que no me gustaba. No se lo que es, pero no me gustaba.
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